El lenguaje bélico: cuando las palabras también pesan
Expresiones como “perder la batalla”, “luchar contra el cáncer” o “ser un guerrero” se han vuelto comunes cuando hablamos de esta enfermedad. Aunque muchas veces se usan con cariño o admiración, este lenguaje puede generar una carga emocional innecesaria y dolorosa. ¿Quién decide qué es ganar o perder? ¿Qué implica para alguien en tratamiento ser llamado “valiente” si se siente agotado o asustado?.
El impacto emocional del lenguaje en pacientes y familias
Cuando se habla de “combatir” el cáncer, pareciera que la persona debe mantenerse fuerte, positiva y determinada en todo momento. Esto puede generar culpa, vergüenza o sensación de fracaso si el tratamiento no funciona o si el paciente expresa emociones difíciles.
Además, en quienes han fallecido, decir que “perdieron la batalla” puede ser injusto e hiriente: como si no hubieran hecho lo suficiente. En realidad, no se trata de ganar o perder. Se trata de vivir, acompañar, sentir y cuidar.
Hacia un lenguaje más compasivo y humano
Cambiar las palabras también transforma la forma en que nos relacionamos con la experiencia del cáncer. Algunas alternativas que ofrecen más contención:
✔️ “Transitar el proceso” ✔️ “Acompañar el tratamiento” ✔️ “Adaptarse a cada etapa” ✔️ “Cuidar cuerpo y emociones” ✔️ “Honrar su camino, con lo que pudo y eligió”
El lenguaje no es neutro. Hablar desde la compasión y no desde la guerra, nos permite acercarnos con mayor humanidad a quienes viven este proceso.
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