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Duelo a la salud: cuando el cuerpo cambia y la vida también

Por: María C. – especialista en psicooncología y asesora en duelo

El duelo no solo ocurre cuando alguien muere

Cuando hablamos de duelo, solemos asociarlo a la pérdida de un ser querido. Sin embargo, también vivimos procesos de duelo cuando enfrentamos otros tipos de pérdidas significativas: la pérdida de salud, de funciones físicas, de autonomía o de la imagen corporal. Ser diagnosticado con una enfermedad como el cáncer, someterse a tratamientos invasivos o enfrentar secuelas físicas puede implicar despedirse de la vida tal como se conocía. Y eso, también duele.

¿Qué se pierde cuando se pierde la salud?

El duelo a la salud implica múltiples capas de dolor: ✔️ La pérdida del cuerpo que se conocía ✔️ Cambios en la rutina, la alimentación o el sueño ✔️ Limitaciones físicas o cognitivas ✔️ La interrupción de proyectos, metas o roles ✔️ El impacto en la autoestima, la sexualidad y la identidad

Estas pérdidas, aunque invisibles para los demás, pueden generar una profunda tristeza, enojo o sensación de injusticia. Validarlas es el primer paso para comenzar a elaborarlas.

Acompañar el duelo a la salud: una mirada necesaria

Enfrentar una enfermedad no siempre significa estar listo para hablar de lo que se ha perdido. Muchas veces, las emociones quedan silenciadas por la urgencia del tratamiento o por el esfuerzo de “ser fuerte”.

Acompañar el duelo a la salud implica más que hablar del cuerpo: es sostener lo invisible, lo que cambió por dentro. Es ayudar a que la persona se dé permiso de sentir, sin juicio, y construir una nueva forma de habitar su historia. El rol del acompañamiento terapéutico es crear un espacio donde el dolor tenga lugar, pero también donde la dignidad, la autonomía y el sentido puedan florecer a pesar de la pérdida.

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